Chapanay


Te evoco, feroz Martina, hija del zonda, para que cabalgues en mis versos.
Tajeá con tu cuchillo todo este miedo que palidece aquí.
Que se desangren las palabras hasta mostrar el hueso.
Indomable Martina, en este campo abierto de la página, ¡seamos juntas un solo grito bravío!
Y que sea libre, a pura lucha y barro, la patria: la poesía.

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